Para nadie es secreto que el consumo de tabaco trae funestas consecuencias para la salud de la persona que lo consume y hasta para aquellos que son fumadores pasivos.
A la mujer que fuma suele adelantársele la menopausia, mientras que las que fuman cigarrillos y toma anticonceptivos orales, son más propensas a padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, sobre todo si tiene más de 30 años. También afecta la fertilidad de estas.
Las embarazadas que fuman, corren mayor riesgo de tener abortos, embarazos ectópicos, niños nacidos muertos, prematuros o con bajo peso al nacer. Los hijos de las mujeres que fumaron en el embarazo corren mayor riesgo de desarrollar trastornos en la conducta. Además constituye un factor de riesgo muy importante para la osteoporosis.
El hábito de fumar incrementa algunas enfermedades oculares como la degeneración macular, el glaucoma y las cataratas. Los efectos oxidantes y tóxicos del tabaco desempeñan un papel decisivo en el deterioro del tejido ocular. Fumar puede ser causa sintomática del síndrome de ojo seco.
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