Sexo con tu vecino

Vivimos en ciudades donde los apartamentos, al menos la mayoría, parecen estar hechos de papel, qué manera de escuchar las voces de los vecinos, ¿verdad? A veces es un gusto curioso saber lo que pasa la lado de la casa pero otras nos pone a rabiar porque al llegar la noche se escucha nuestra cama crujir, el quejido de nuestra pareja y nos cortamos.

A pesar de que sabemos que estarán a la escucha de lo que hacemos de madrugada, nos encantan  los gritos en el sexo, sobre todo al sexo masculino. A los hombres,  las voces calientes en el lecho los pone más en tono morboso, siempre y cuando no sean fingidos, pero, ¿acaso ellos lo saben? Escuchar que sus parejas disfrutan con lo que le hacen aumenta para ellos el placer  y siguen la fiesta con más fuerza y se les va la lengua y terminan también con sus gritos en el orgasmo. El oído es también un potente estimulante y afrodisíaco.

Sexo con tu vecino

La mente se desconecta por algunos segundos durante el orgasmo y si es durante esta fase cuando ocurren los gritos,  estarán más concentrados en disfrutar su placer que en pensar en los gemidos que escuchan los del otro lado de la pared. Si entonces es un orgasmo falso, no sentido y planeado, entonces los gritos de la mujer serán muy leves porque ella sí está consciente de lo que hace y no quiere ser escuchada.

¿Y si la pareja del otro lado aprovecha para excitarse con lo que siente al escucharnos? Escuchar el placer de los otros y  es una parafilia  que consiste en excitarse escuchando a otros que ya están excitados, un caso que sucede muy a  menudo en los edificios pero que también sucede cuando en una película el director se propuso trasmitirnos el placer por los quejidos y palabras de esa pareja que folla en la pantalla.

Visto esto, no te cortes en la cama, si quieres gritar, hazlo, si te escuchan y no tienen sexo después que sufran y si se deciden a lo mismo, mejor aún, ya sabrás lo que es joderle el sueño a otro cuando quieras dormir ya, cansada y relajada después del coito, y comiencen los que están del otro lado de tu pared.