No, amigo, no leíste mal: sexo con árboles, ese es el el significado de una palabra poco conocida, la dendrofilia, y que la han practicado los hombres a lo largo de la historia.
«A falta de pan.. lechuga», decía mi abuela. Y seguro que mi abuelo tenía otro mensaje…» a falta de un cuerpo de mujer, un tronco de árbol». Es sencillo, solo se necesita mucha imaginación y luego frotarse la polla contra un árbol hasta que se dispare el deseo.
Lo que no me explican, y aclaro que soy mujer para entender algo esto, es si la polla está vestida o desnuda, porque eso sí, que yo sepa, el cuerpo femenino es suave y delicado, pero los troncos no lo son precisamente. Pero, para gusto los colores, y cuando los deseos aprietan, basta una mirada alrededor para encontrar un árbol y restregarse contra él.
Practicar la dendrofilia no hace mal a nadie, creo yo, a menos que los ecologistas se la cojan con ellos y arremetan su nombre en las consignas callejeras, aunque me atrevería a imaginar si ese es el motivo por el que cuidan tanto la naturaleza.